Entradas

Mostrando las entradas de junio, 2007

La verdad, esa que no tiene precio

Imagen
A Jesús María Valle Jaramillo, un valiente defensor de derechos humanos en Antioquia, lo mataron hace nueve años por decir la verdad , por luchar a toda costa por ella. Fue el 27 de febrero de 1998 en su oficina, la 405, en un edificio del centro de la ciudad situado a todo el frente del Tribunal Superior de Medellín y a media cuadra del Banco de la República, lugares donde siempre hay vigilancia policial. Dos hombres y una mujer entraron al lugar, obligaron a su hermana -quien era su secretaria- a tenderse al piso. A Jesús María le amarraron las manos con los cordones de sus zapatos y después lo acribillaron de dos disparos en la cabeza. En el operativo participaron unos 15 asesinos. Valle venía denunciando la complicidad de la fuerza pública con paramilitares que estaban masacrando personas en Ituango, su pueblo, donde además era concejal. “En todo el perímetro urbano, al lado de la Alcaldía, al lado del Comando de la Policía y muy cerca del Ejército, se encuentra domiciliado el Com

Imposible olvidar a Jesús María Valle

Imagen
Una de las cosas que aún me duele en la vida fue no haber estado más cerca del doctor Jesús María Valle antes de que lo mataran. Cerca no para blindarlo o protegerlo, aunque eso hubiéramos querido tantas personas, sobre todo aquellas que lo conocieron mil veces mejor que yo. Cerca para expresarle solidaridad, un apoyo mínimo que no iba a salvarlo de las balas que ya le tenían preparadas, sino para que supiera que al menos uno más lo acompañaba de corazón, así fuera de lejos y en una forma cobarde si se compara con su ejemplo de vida. Valle andaba solo las últimas semanas antes de ser asesinado. Rechazó el ofrecimiento de tener asignado un escolta, según me dijeron luego sus compañeras del Comité de Derechos Humanos de Antioquia “Héctor Abad Gómez”, simplemente porque consideraba injusto que fueran a ser dos los muertos. No me imagino cómo fueron esos días finales sabiendo que andaba con la lápida encima, como dicen en esta tierra nuestra de manera trágica y con un lúgubre sarcasmo. Por