“El miedo, esa arma perversa del poder, no ha medrado ni en mi pluma ni en mi entorno”: Paco Gómez



Uno de mis héroes de carne y hueso es Paco Gómez Nadal. Y lo es porque siempre ha sido un periodista coherente entre su manera de vivir y su forma de pensar.

Esa coherencia siempre se ha reflejado, además, en su manera de escribir: lo hace con las palabras que su corazón y su alma le dictan, no por asuntos de otro tipo.

Por eso se ha ganado unos cuantos problemas:

- En Nicaragua, hace una docena de años donde luego de esparcir toda clase de rumores en su contra trataron de matarlo averiando su carro para que se accidentara.

- En Colombia, en 2001, cuando le llegaron sufragios luego de publicar su libro Los muertos no hablan, que detalla cómo fue la masacre de Bojayá y las desgracias eternas del Chocó.

- Y hace apenas unos días, el domingo 4 de julio de 2010, cuando autoridades de Panamá lo retuvieron por cuatro horas cuando pretendía salir de ese país, en el cual reside desde hace siete años. Las razones aún no las sabe: le sacaron unos argumentos livianos que pretendían dañar, aparte de sus vacaciones (cosa que hicieron), su buen nombre. Ah, y enlodarlo jurídicamente.

Paco Gómez ha cuestionado duramente al establecimiento panameño y a los gobiernos que le ha tocado soportar durante su estadía en esa nación, desde su columna El Malcontento que publica todos los martes en el periódico La Prensa, el principal de ese país.

Hoy, creo, es un periodista que no es del agrado del gobierno que preside allí Ricardo Martinelli. Y la retención del domingo es una simple advertencia de ello, así la rodeen de argumentos jurídicos sin fundamento y de explicaciones baladíes.

A periodistas como él hay que defenderlos y protegerlos, no solamente porque son víctimas individuales de atropellos y abusos del poder sino, principalmente, porque son conciencias críticas de las sociedades donde viven y hablan a nombre de muchos ciudadanos.

Cuando el gobierno de allá y el de acá en Colombia entiendan ello, que la crítica y el disenso son fundamentales porque no son sólo opciones de expresión sino que son fundamentales para el control político, empezaremos a tener democracias de verdad y no las pantomimas que a cada rato se nos muestran.

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Dejo a continuación la columna de Paco Gómez Nadal de esta semana en La Prensa, de Panamá.

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